Los aztecas, conocidos por su civilización elaborada y compleja, desempeñaron un papel importante en la configuración de la cultura y la historia mesoamericanas, particularmente en el período posclásico. Esta lección explorará el ascenso al poder de los aztecas, su estructura social, creencias religiosas y su eventual caída ante los conquistadores españoles.
Los aztecas, o mexicas como se llamaban a sí mismos, comenzaron como una tribu nómada en el norte de México. Según la leyenda, en el año 1325 fundaron su capital, Tenochtitlán, en una isla del lago de Texcoco, siguiendo una profecía que les ordenaba establecerse donde encontraron un águila posada sobre un cactus, comiéndose una serpiente. Esta ubicación más tarde se convertiría en la actual Ciudad de México. A través de conquistas militares y alianzas estratégicas, los aztecas expandieron rápidamente su territorio y establecieron un imperio formidable que dominó gran parte de Mesoamérica a principios del siglo XV.
La sociedad azteca estaba muy estratificada y compleja. En la cima estaba el emperador, o 'tlatoani', que ejercía el poder absoluto. Debajo del emperador estaban los nobles, los sacerdotes y los líderes militares, que desempeñaban papeles cruciales en el gobierno, la religión y la guerra, respectivamente. La mayoría de la población estaba compuesta por plebeyos, que eran agricultores, artesanos y comerciantes. En la parte inferior estaban los esclavos, que eran principalmente prisioneros de guerra o personas que se vendieron como esclavos debido a sus deudas.
La religión jugó un papel central en la vida azteca, influyendo en la política, la agricultura y la educación. Los aztecas adoraban a numerosos dioses y diosas, cada uno de los cuales supervisaba diferentes aspectos del universo y de los esfuerzos humanos. Huitzilopochtli, el dios sol y deidad patrona de los mexicas, era particularmente venerado. Para asegurar el movimiento del sol y la continuidad del mundo, los aztecas creían en ofrecer sacrificios humanos, una práctica que se ha convertido en uno de sus legados más infames. La cosmología azteca imaginaba que el universo constaba de trece cielos y nueve inframundos. La vida y la muerte se consideraban cíclicas, siendo la muerte simplemente una transición a otra forma de existencia. Esta creencia influyó en muchos aspectos de la cultura azteca, desde el arte hasta los rituales.
La educación era valorada en la sociedad azteca, y los niños recibían educación básica en casa y entrenamiento militar obligatorio para los niños a partir de los 15 años. Los aztecas también son conocidos por sus avances en matemáticas y astronomía. Utilizaban un sistema numérico vigesimal (base 20) para los cálculos y eran expertos en comprender los movimientos celestes, que integraron en su sistema de calendario. El calendario azteca era una combinación sofisticada de un ciclo ritual de 260 días y un ciclo solar de 365 días, fundamental para las actividades agrícolas y religiosas.
La economía azteca era vibrante y la agricultura constituía su columna vertebral. Desarrollaron técnicas agrícolas avanzadas, sobre todo las chinampas o "jardines flotantes", que eran islas artificiales creadas en zonas lacustres que proporcionaban tierra fértil para el cultivo. Los aztecas también participaron en un amplio comercio, tanto dentro del imperio como con las regiones vecinas, comercializando bienes como obsidiana, jade, granos de cacao, telas y metales preciosos.
La llegada de los conquistadores españoles, liderados por Hernán Cortés en 1519, marcó el principio del fin del Imperio Azteca. A pesar de que inicialmente fueron recibidos pacíficamente, pronto aumentaron las tensiones entre aztecas y españoles. El momento crucial llegó en 1521 cuando, después de un asedio prolongado, Tenochtitlán cayó en manos de las fuerzas españolas, ayudadas por alianzas con otros grupos indígenas antagónicos a los aztecas. La caída de Tenochtitlán marcó efectivamente el colapso del Imperio Azteca, allanando el camino para la colonización española y la expansión del cristianismo en Mesoamérica.
Los aztecas fueron una civilización de inmensa complejidad e influencia en Mesoamérica, recordados por su arquitectura monumental, su intrincada estructura social y sus profundas creencias religiosas. A pesar de su caída a manos de los conquistadores españoles, los aztecas dejaron una huella indeleble en la historia y la cultura del México moderno, y su legado perdura en el arte, el idioma y las tradiciones del país.